viernes, 26 de diciembre de 2014

¿Árboles templados en México?

Árboles templados mexicanos

Sí, lo sé, en general a mi país [para los que apenas entran a este blog, soy mexicana] no se le ubica precisamente por ser un lugar con bosques de tipo estacional, en donde abundan, por ejemplo, árboles comunes para muchos de mis visitantes que son originarios o residen en lugares de latitudes medias del Hemisferio Norte, tales como pinos, robles, abetos, etc. La situación dentro de la zona intertropical de poco más de la mitad del territorio mexicano, así como la creciente y predominante aridez que se experimenta por arriba del Trópico de Cáncer [dentro de la banda intertropical anticiclónica de los vientos alisios, que genera a las grandes zonas áridas del Mundo], generan elevadas temperaturas medias anuales en el país, al tiempo que buena parte del mismo enfrenta una fuerte escasez de precipitaciones a lo largo del año.

Entrada al jardin botanico, flanqueados a ambos lados por enormes sicómoros o álamos (Platanus mexicana)

Aunque estábamos en tiempo de lluvias, habia algunas hojas desprendidas de los sicómoros como esta.

Esta especie de Magnolia (Magolia schiediana), como la mayoria de las magnolias en México, está amenazada de extinción debido a lo restringido de su distribución y a la destrucción de su hábitat, aprovechado como cafetales, pasturas para el ganado o el cultivo de cereales y hortalizas.

 No obstante lo anterior, la existencia de elevados y extensos sistemas montañosos, la poca anchura del territorio [que facilita la intrusión de los vientos del Este, cargados de humedad procedente del Golfo de México], y la influencia de masas polares procedentes del Ártico durante los meses de Invierno hacen posibles tanto precipitaciones relativamente abundantes [entre 800 y 2000 mm anuales, en promedio] como temperaturas medias moderadas a lo largo del año, [la gran mayoría de este tipo de lugares en México oscila entre los 12 y los 22 ⁰C], el medio ideal para la vegetación boscosa templada; los cambios en altitud y, en menor medida, la variación latitudinal de la zona tropical hacia las latitudes subtropicales , controlan la mezcla y presencia de cada especie forestal.
Quisiera hablarles, como ejemplo, sobre mi experiencia en el jardín botánico “Francisco Xavier Clavijero” de la ciudad de Xalapa, en el estado de Veracruz, ubicado en el Oriente de la República Mexicana, con costas sobre el ya mencionado Golfo de México; esta ciudad, ubicada en las coordenadas 19°32′24″N96°55′59″W [claramente dentro de la zona tropical], tiene una altitud sobre el nivel del mar de entre 1,400 a 1,700 metros, en la confluencia de la Sierra Madre Oriental y el Eje Neovolcánico Transversal. Debido a su ubicación montañosa, la temperatura media anual es de 18⁰C, y la precipitación promedio al año es de 1,509.1 mm. El clima, de acuerdo a la clasificación de Köppen, es de tipo semi-húmedo subtropical [Cwa] con lluvias predominantes en Verano, con heladas ocasionales en los meses invernales, así como nieblas matinales a lo largo del año.
Olmo mexicano de montaña (Ulmus mexicana), muy raro en el país, y que se extiende hacia Centroamérica, hasta Costa Rica, siempre em bosques mesófilos de montaña.

Liquidámbar, el árbol clásico de los alrededores de Xalapa, y uno de los más dominantes en el dosel del Bosque mesófilo de montaña. También es muy usado como ornato en ciudades mexicanas que gozan de climas templados subhúmedos; éste ejemplar fue captado en la Ciudad de México.

Carpe o Pepinque (Carpinus caroliniana), exactamente igual al que se puede encontrar por todo el Oriente de los Estados Unidos, y un ejemplo de distribución disjunta en México de especies del bosque templado caducifolio del Este de Norteamérica.

Lo primero que uno advierte es esa extraña mezcla de paisajes tropicales con aquellos mas típicamente asociados con las latitudes templadas; como, por ejemplo, la gran cantidad de grandes helechos, cicadáceas [una familia de plantas primitivas que físicamente recuerdan a palmeras de tamaño bajo o mediano] en el sustrato herbáceo a la sombra de grandes sicomoros [Platanus mexicana] en la reserva natural establecida justo a un lado del Jardín Botánico, un ejemplo del llamado “Bosque Mesófilo de Montaña”, de distribución muy restringida por los trópicos del Mundo, y en especial en México (se calcula que solo un 1% de la vegetación natural del país corresponde a estos bosques). El sicomoro, junto a la mayor parte del sustrato arbóreo que se nota a primera vista en la reserva, es predominantemente de origen templado, en concreto, de la ecozona  Neártica [o sea, que tiene orígenes evolutivos en, y relaciones a nivel de familia, genero y/o especie con otras formas arbóreas de las latitudes medias y altas de Norteamérica), mientras que, de acuerdo a varias obras que he leído [como el extraordinario libro “La Vegetación de Mexico” de Jerzy Rzedowsky, obligatoria para una introducción general a la florística nacional] la flora herbácea esta mayoritariamente vinculada con la ecozona Neotropical (correspondiente a las regiones intertropicales de Centro y Sudámerica).

Tronco de sicómoro mexicano o haya (Platanus mexicana), de proporciones enormes, y claramente con un porte que denota un espacio abierto durante el desarrollo del árbol.

 El mismo sicómoro visto desde una colina aledaña, concretamente, desde el espacio correspondiente a las coníferas en el jardín.

Un ejemplo de los numerosos endemismos en los bosques mesófilos de montaña mexicanos lo tenemos en el nogal (Juglans pyriformis), que hasta donde yo tengo entendido, sólo ha sido reportado para los estados de Veracruz, Hidalgo y Guerrero; con un alto valor comercial por su madera y sus nueces, esta especie debería ser mucho más difundida en zonas urbanas y habitats potenciales sin presencia de la especie a través de su reproducción asistida en viveros.

Las magnolias llaman la atención por su porte de reminiscencia tropical, siendo en realidad árboles de un género totalmente encontrado en las zonas templadas o intertropicales con temperaturas moderadas. Ésta especie (Magnolia dealbata), guarda relación estrecha con una especie norteamericana de los Apalaches (Magnolia macrophylla), incluso algunos botánicos clasifican a la primer especie como una variedad de la segunda.

Poco más adelante, encontramos un encino [roble siempre verde]  festoneado con abundantes plantas epifitas [plantas que crecen encima de otras plantas], en particular, las que se veían parecían del género Tillandsia, uno de los géneros de epifitas más comunes en los trópicos Americanos; también había bastantes bromeliaceas, que son esas plantas en forma de recipiente convexo, con cierta reminiscencia con los agaves, que son las cactáceas explotadas para la elaboración del mexicanísimo y muy conocido tequila. Estas plantas, conocidas en ingles como “air plantas” [plantas aéreas], no son en general parasitarias, tan solo utilizan al árbol como apoyo o fuste para tener un mayor acceso al agua y a la luz solar que, de otro modo, serian sumamente escasos en el cerrado dosel del bosque. Poco más adelante encontramos un olmo nativo [Ulmus mexicana], de aproximadamente 35 metros de altura [que lamentablemente no pude fotografiar]  también densamente cubierto por estas epifitas tropicales; esto se repetía frecuentemente dentro del jardín botánico en otros árboles templados, como abetos [Abies religiosa] y cipreses [Cupressus lindley]).

Noten la gran cantidad de epifitas (Bromeliáceas) sobre este encino, muy comunes en este ambiente húmedo, de temperaturas templado-cálidas y un periodo de heladas sumamente corto.

Hojas de Palo fierro o pepinque (Ostrya virginiana), son este tipo de especies norteamericanas las que hacen lucir al Bosque Mesófilo de Montaña como extensiones de distribución restringida y aislada de los bosques templados caducifolios más septentrionales, aunque, claro, altamente modificados con aportes florísticos tropicales cuantitativamente predominantes.

Este ciprés blanco (Cupressus lindleyi) estaba festoneado con epifitas, particularmente con tillandsias, para mi fue muy inusual al estar acostumbrada a bosques de coníferas a mayor altitud, menor temperatura y humedad baja o moderada, condiciones que desalientan el desarrollo de este tipo de flora sobre los árboles.

Abeto mexicano u Oyamel (Abies religiosa), aunque presente en el jardín botánico, es una conífera que se localiza a mayores alturas que las presentes, de al menos 2,800 metros sobre el nivel del mar,como en el cercano Parque Nacional Cofre de Perote, en ambientes semifríos y húmedos con nevadas en los meses de Invierno. Al parecer, en el Jardín el clima no tan favorable estaba causando muerte de varias ramas y fuerte presencia de orugas en lso ejemplares que vimos.


Ya bien dentro del Jardín, además de la gran variedad de flores nativas como introducidas de ornato o para fines agrícolas, llama mucho la atención la existencia de arboles nativos muy parecidos o francamente iguales a los existentes en los bosques templados caducifolios del Sureste de los Estados Unidos de Norteamérica, similitud que ya había sido advertida no solo por botánicos, sino también por otros viajeros, naturalistas [como el Baron de Humboldt] y hombres de negocios extranjeros que llegaban a la ciudad de Xalapa durante los siglos XVIII y XIX debido a su importancia comercial y de transporte estratégica entre el Puerto marítimo mas importante del país [Veracruz] y la Ciudad de México. Entre las especies que observamos eran idénticas a las que una persona cercana a mi observe en los Estados Unidos están el carpe Americano o pepinque [Carpinus caroliniana], el palo Fierro o pepinque rojo [Ostrya virginiana] y el liquidámbar u ocozol [Liquidambar styraciflua]. Ninguna de estas especies es dominante en los bosques templados orientales norteamericanos, limitándose a colonizar espacios abiertos perturbados por el hombre, ser parte de zonas pantanosas o ribereñas, o bien, como parte de la cubierta arbórea de Segundo nivel; en cambio, en estos bosques nublados, dichas especies se encuentra entre las dominantes del dosel.

Jóven ejemplar de encino roble (Quercus candicans), uno de los numerosos encinos de la región montañosa del Centro del estado de Veracruz.

Y ésta es de dos ejemplares adultos del mismo encino.

Encino (Quercus xalapensis), aunque la mayor parte de los encinares mexicanos son de altura baja o mediana, las condiciones de suelo fértil, clima templado y precipitaciones abundantes casi todo el año generan tamaños considerables en los encinos de estos bosques nublados, los cuales casi siempre contienen epifitas, como la "barba de viejo" del ejemplar de la foto.

Encontramos a continuación tres ejemplares de una especie extremadamente rara en México y que nos dice mucho de su historia climatológica: Se trata de un arce del azúcar mexicano [Acer skutchii], mejor conocido localmente como álamo o árbol pata de león; pese a solo haber sido ubicado en alrededor de 5 poblaciones en el país [2 en el estado de Jalisco y 1 en los estados de Tamaulipas, Guerrero y Chiapas, respectivamente], los 3 árboles que se encuentran en el jardín botánico parecen estar en buenas condiciones y bien adaptada al clima local, con sus hojas desplegadas y niveles bastante bajos de daño en las mismas, una buena estatura y circunferencia para su joven edad, y la característica forma con copa desplegada que exhiben los arboles que han crecido en espacios abiertos como estos, no obstante, como en otros árboles del parque, se notaba claramente una explosión en la población de orugas en los 3 arces, coincidente con la ya avanzada temporada de lluvias en la ciudad [la visita la realice a principios de Agosto del 2013]. Estas poblaciones son relictuales, esto es, que son lo que queda de una distribución mucho más amplia en territorio mexicano, cuando durante el Pleistoceno los glaciares cubrieron una gran parte del hemisferio septentrional y lo que se convertiría en México era una tierra mucho mas húmeda y fría que en la actualidad. Otra población relictual que es indicativo de este pasado climático es el haya americana o acailite [Fagus grandifolia variación Mexicana], tratada por algunos botánicos como una especie distinta de la que habita al Norte del rio Bravo; aunque no existen ejemplares de Haya americana en el Jardín, una de sus escasas poblaciones en México se localiza muy cerca de ahí, en el cráter del volcán Acatlán, en donde las condiciones de mínimo estrés inducido por las bajas temperaturas, lo templado del clima y las abundantes precipitaciones han hecho que los arboles alcancen estaturas raras para los registros septentrionales de la especie, pues llegan a los 40-45 metros de alto, tal como la especie de haya europea [Fagus sylvatica].

Arce (Acer skutchii), estrechamente relacionado con el Arce del azúcar (Acer saccharum) de Norteamérica septentrional. A diferencia de éste, la especie mexicana tan sólo se encuentra en cinco poblaciones identificadas, todas muy alejadas unas de otras, y en peligro de desaparecer por acción humana debido a sus bajos números.

Noten las tipicas hojas palmeadas, con vértices agudos y muy cercanas a la típica estampa de la bandera canadiense. Desde luego, en un lugar dentro de los trópicos, casi sin variaciones estacionales de temperatura durante el año y con heladas moderadas y poco prolongadas, no es posible extraer el famoso jarabe que se obtiene de su savia a comienzos de Primavera mucho más al Norte.

Bosque de hayas americanas (Fagus grandifolia), variación mexicana en el volcán Acatlán, sólo se han registrado poblaciones de este árbol emblemático de los bosques templados norteamericanos en los estados de Veracruz, Tamaulipas e Hidalgo, dentro de mi país. Con un hábito o silueta muy elegante, y un probado potencial de crecimiento en México fuera de su reducida área de distribución, uno tiende a concluir que sólo la ignorancia y el desinterés de la población (aquí incluyo a las autoridades medioambientales) lo han marginado de ser una especie muy extendida en zonas suburbanas y los bosques templados húmedos a lo largo del país.

Aunque no lo parezca mucho, el zopilote (Oreomunnea mexicana) es un miembro de la familia de los nogales, aunque por su aspecto yo diría que es bastante primitiva; se distribuye desde México hasta Panamá, y parece ser que es un habitante exclusivamente tropical de un género predominantemente representado en las latitudes medias. 


Finalmente, he de confesar que no tuvimos oportunidad de observar estrictamente a cada especie existente en este hermoso espacio, además de que no todas las especies arbóreas templadas de la región están representadas ahí mismo; no obstante, la diversidad es muy grande, e incluye una gran variedad de robles y encinos [Quercus germana, Q. xalapensis, Q. leiophylla, Q. pinnativentulosa, Q. sartorii, Q. acutifolia]; nogal [Juglans pyriformis]; magnolias [Magnolia dealbata, M. schiedeana]; fresno tropical [Fraxinus udhei]; cerezo o capulin [Prunus serótina]; acebo o palo Prieto [Ilex tolucana]; aliso o ilite [Alnus acuminata]; Cornejo o aceitunillo [Cornus disciflora] o el tremendamente raro [al menos para mi], zopilote [Oreomunea mexicana], un miembro primitivo de la familia del nogal [Juglandaceae], que, junto con la enorme flora tropical existente, producen una mezcla florística que nos transporta a aquellos bosques que, de acuerdo a las evidencias paleo ecológicas [rama de la ecología que se dedica a investigar la estructura y composición de ecosistemas extintos] cubrían la mayor parte de la zona templada del hemisferio Norte desde poco antes de la extinción de los dinosaurios hasta hace 40 millones de años, un periodo inconmesurable para nosotros como humanos, pero tan solo un breve momento para la escala geológica terrestre.






























5 comentarios:

  1. ¿Quedan restos de la flora terciaria en México?

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    1. ¡Hola! Sí, aunque no perdura toda la que hubo en el mayor periodo de extensión de la flora Holártica en México; a nivel de género, los que aún existen como relictos terciarios están sobre todo relacionados con el Este de Norteamérica, e incluyen a Carya. Taxodium, Liquidambar, Cornus, Hammamelis,Nyssa, Platanus y Magnolia, así como a géneros del Asia oriental tales como Clethra. Existen algunos géneros tropicales de montaña que quizás estuviesen distribuidos por el Hemisferio Norte en el Eoceno, como Oreomunnea, y claro, los elementos terciarios antárticos como Weinnmania, Podocarpus y Dymiris.Alguna vez leí un artículo donde se mencionaba la presencia fósil en México procedente del Oligoceno y el Plioceno de los géneros Larix, Liriodendron, Tsuga, Halesia, Metasequoia o Betula, asi como una mucho mayor distribucion de Picea, Pseudotsuga, Acer, Fagus y Abies.

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  2. La flora terciaria europea se conservó en las Islas de la Macaronesia, sobre todo en Canarias y en Madeira y en menor medida en Azores y Cabo Verde. Las glaciaciones no influyeron en el clima debido a la acción protectora del Atlántico.

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    1. Recuerdo que esa flora era muy extendida en el Eoceno, cuando la flora tropical en Europa estaba muy extendida, posteriormente fue retrocediendo hasta ocupar la cuenca mediterránea, A partir del Mioceno empezó a ser sustituida por la actual configuración de flora esclerófila descendiente de elementos arctoterciarios, concretamente tetianos; no me extraña que hoy sólo sobreviva en islas directamente influenciadas por la corriente del Golfo, y que en algunos casos (Cabo Verde), están en latitudes tropicales.

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  3. Visita mis blogs, tengo fotos de árboles relictos en México. Saludos.

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